La actitud de un coach es transmitir confianza, emocionar, contagiar
entusiasmo, positivismo, incentivar la proactividad ante los retos, hacer
nacer la ilusión para accionar, y el accionar con ilusión, empoderar y dar lo
mejor de él mismo con pasión para sacar lo mejor del cliente.
Es tan importante la actitud del coach, como la del cliente, para que la
relación de coaching funcione, ya que en definitiva es nuestra actitud, la que determina
nuestro estado y conformará nuestra disposición a desarrollar todo nuestro
potencial.
La actitud del cliente es fundamental para la consecución del objetivo,
puesto que él es el responsable de llevar a cabo los compromisos a los que se
ha comprometido en el tiempo acordado para alcanzar las metas.
Los aspectos esenciales a parte de los mencionados que forman la base de la
actitud del coach son:
1.- El vacío: El coach acoge a la persona plenamente, sin ideas
preconcebidas, sin juzgar hechos o palabras, sino desde la comprensión del cliente,
la empatía y el no juicio.
2.- Presencia y escucha. Estar presente, es estar con atención plena dirigida
al cliente, escucharle para saber y comprender que necesita, y entender desde
donde le habla, desde que posición y contexto.
3.- La confianza: Es un valor primordial en una relación de coaching,
puesto que si no hay confianza el proceso no puede continuar. La confianza es
bidireccional, el coach ha de poder expresar impresiones, feedback, y a su vez,
el cliente debe sentir la misma confianza hacia el coach, pues todo proceso se
desarrolla bajo estricta confidencialidad.
4.- La integridad y honestidad del coach para saber mostrarse firme y no
dejarse influir por circunstancias, hechos o peticiones que se puedan producir,
que considere que no respeta sus valores más profundos.
5.- El respeto a la persona de su cliente, a su pensamiento, y a su
intimidad, dándole el espacio que necesita para que pueda "ser”, crecer,
descubrirse y sentirse realizado.
6.- La escucha: pues escuchar es también “ser” en el otro, y conlleva un
saber acoger con calidez para que el cliente se sienta reconfortado.
Pero la que mejor representa la actitud de un coach es la aceptación de su
cliente desde la igualdad y la sencillez, es decir estar presente en ausencia
de ego, en una relación que fluye de ser humano a ser humano.
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